Vertederos en lugares arbitrariosy montañas de basura a la orilla de las carreteras son el pan de cada día, a veces no se puede ni caminar por las aceras. En las urbanizaciones dónde tenemos un proyecto de construcción, recogemos junto con los niños y jóvenes la suciedad en la barriada y nos aseguramos de que se desecha la basura. En dos barriadas hemos llevado a cabo este tipo de acción, en una de ellas incluso la hemos tenido que repetir.
Por supuesto invitamos a todos los habitantes a participar en la acción de recogida y limpieza, pero para los varones adultos esto sobrepasa la medida de lo aceptable. Con los niños y jóvenes, sin embargo, es distinto. Joel consigue motivarlos y que ayuden con entusiasmo. A esta tarea se le añade un lado pedagógico: juntos pasean primero por la barriada y explica a los chicos lo que conlleva la basura. Entretanto, saben que contamina las aguas subterráneas, que los sedimentos que se concentran en las bolsas de basura son el foco ideal para el mosquito tigre, responsable entre otras cosas de la transmisión del virus del Zika. Una vez limpiada la barriada se merecen un aplauso y una vez terminado el trabajo, los colaboradores y colaboradoras reciben un refresco.
Estamos convencidos de producir un cambio de mentalidad en la actitud relativa al tratamiento de residuos. No obstante, es necesario que Joel pase regularmente por las barriadas y repita la acción de recogida con los chicos. También les enseñamos cómo dirigirse a los adultos, cuando tiran descuidadamente los recipientes de plástico al suelo. La meta es conseguir que aquellas barriadas dónde hemos iniciado este tipo de acción, se mantengan limpias de forma sostenible. Una tarea morrocotuda.
